En teoría, todos los perfiles de facebook nacen iguales, permiten
exactamente el mismo repertorio de acciones para modelarlos y mejorarlos.
Parece ser una oportunidad y un medio en el cual desarrollarse uno mismo, pero
es también una manera de contener y controlar todos esos esfuerzos, produciendo
valor dentro del capitalismo –más que liberándose de él. Facebook nos hace conscientes
de la posibilitad de trabajar la identidad pero, de tal manera que, en última
instancia, el trabajo se hace genérico. Esto es sumamente paradójico: cuanto
más usamos los medios sociales para intentar individualizarnos, más formamos
nuestro yo para ser una máquina procesable, más reducimos nuestra “inefabilidad”
a un código.
En este link el artículo completo tomado de The Inquiry:
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