Mientras unos celebran las cifras, otros resaltan su correlativo negativo: el deterioro de la salud de la población, a partir de la íntima relación que existe entre el consumo de bebidas azucaradas y la obesidad. Así lo considera Sebastián Laspiur, director de Promoción de la Salud y Control de Enfermedades No Transmisibles del Ministerio de Salud de Argentina, quien comenta que “tenemos un consumo extremadamente alto de bebidas gaseosas, que no es gratuito, sino que genera la epidemia que estamos sufriendo en relación con la obesidad -infantil y adulta-, y que aparece como uno de los problemas más relevantes y con franco incremento en la Argentina”.
Dada esta situación, pareciera urgente preguntarse por las acciones que están tomando los gobiernos para combatir tal avanzada, pues como reconoce Jonas Feliciano, analista de bebidas de Euromonitor, “el alto consumo de azúcar y la obesidad han sido motivo de preocupación en todo el mundo. Los consumidores han registrado sus preocupaciones a través del cambio de consumo a variedades de carbonato de dieta y sin calorías”.
Preocupante consumo
Argentina lidera la lista con un consumo promedio de 131 litros de bebidas gaseosas per cápita al año. En este caso, existe una clara preferencia por las bebidas colas, que representan el 62,4% del consumo,según detalla Euromonitor, del cual sólo 15,41% son bebidas light.
A este país le sigue su vecino, Chile, también líder en el consumo de pan a nivel mundial, donde se toman 121 litros de bebidas gaseosas anuales y apenas 9,64% de ellas son calificadas bajas en calorías. Estas y otras cifras inspiraron la creación e implementación del programa Elige Vivir Sano, el cual surge, en voz de su directora, Pauline Kantor, a partir del catastro de tener “un alto porcentaje de la población chilena con problemas de peso y obesidad, lo que causa más de 7.800 muertos al año y que cerca del 80% de la población sea sedentaria”.
En México, donde la principal compañía de bebidas -Coca-Cola- se introdujo por primera vez en 1898, se consumen 119 litros anuales por persona, sólo dos por debajo del nivel de los chilenos. No obstante, este país es el que muestra más preponderancia por las del tipo cola, con 66,36% del total de las bebidas consumidas.
De esta forma, estos tres países mantienen a Latinoamérica a la vanguardia en este ítem. Todos, de hecho, superan en promedio el consumo de Norteamérica, que alcanza los 108,4 litros anuales.
Por el contrario, el país de la región con menor consumo es Costa Rica, con 33,5 litros per cápita, muy por debajo del promedio de 78,7 litros anuales que exhibe América Latina, según datos de Euromonitor.
El resto de los países de la región mencionados por el estudio de Euromonitor, con un consumo per cápita anual son: Brasil con 67,2 litros, Guatemala (67,1), República Dominicana (61,1), Venezuela (55,2), Bolivia (53,4), Colombia (50,6), Perú (50,0) y Ecuador (46,1).
¿Hay soluciones?
El evidente riesgo que conllevan estas cifras ha sido asumido de manera más concreta por Chile, quien institucionalizó el combate mediante el programa antes mencionado “Elige vivir sano”, que surgió en 2011 y que tiene como objetivo principal promover y prevenir el cambio de hábitos en los chilenos, atacando de esta manera los factores que propician la obesidad y otros padicimientos asociados. Su directora, Pauline Kantor, reconoce, sin embargo, que ante el problema del consumo de bebidas gaseosas “no es que haya una política directa, asociada al consumo de bebidas, sino uno más bien amplio, de bajar el consumo de sal, el contenido de azúcar y de grasas”. Los resultados y objetivos del plan son a largo plazo, enfocados primero en crear conciencia.
Por el lado de Argentina también existe la aceptación de esta preocupante tendencia en el ministerio de Salud, aunque no existe un ente encargado, especializado o institucionalizado para afrontarlo. Laspiur comenta que “estrategias de marketing, publicidad y posicionamiento en los mercados (de parte de la industria de bebidas) han hecho que se transforme esta conducta, que haya pasado de ser una bebida social de festejo a una bebida diaria, presente en la mesa de las familias argentinas”.
Feliciano concuerda con el análisis de Laspiur, y aunque precisa que no estima que haya un boom de consumo de bebidas gaseosas, sí cree que el crecimiento va a continuar, porque mediante “fuertes inversiones en la comercialización de productos, a una amplia gama de consumidores, se aseguró de que pudiera ser adquirida en todos los lugares”.
Ante esto, el representante argentino confirma que el tema ya está presente en la agenda del gobierno y agrega que pese a los desacuerdos y presiones, tanto políticas como del mundo privado, esperan concretar regulaciones en varios ámbitos, como la publicidad, impuestos específicos y también al tamaño de las porciones.
De parte de México no existió la disposición gubernamental (Secretaría de Salud de México) para explicar a AméricaEconomía.com si este problema está siendo abordado de manera específica. Al menos, la información oficial se limita a exponer lo suscrito por la Secretaría de Salud de México, organismo que en 2004 expresó su adhesión a la Estrategia Mundial sobre Alimentación Saludable, Actividad Física y Salud para la prevención de enfermedades crónicas, promovida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Sin embargo, la nación del norte ocupa el segundo lugar a nivel mundial en prevalencia de la obesidad, lo que torna urgente la implementación de políticas públicas comprometidas efectivamente a frenar la situación.
En paralelo, la industria pareciera añadir a su futuro una pincelada de responsabilidad: las empresas de bebidas gaseosas, luego de haber identificado las preferencias de los consumidores, han comenzado a añadir a la oferta bebidas con minerales, purificadas, saborizadas, para deportistas, etc., todas con un menor contenido calórico y de azúcares. Jaime Gatica, de Anber, detalla que “está claro que hoy respondemos a un consumidor mucho más sofisticado y exigente que pide productos específicos para las distintas ocasiones de consumo. Y desde la industria nos hemos percatado de estas nuevas necesidades y nos adaptamos ofreciendo un portafolio de productos mucho más diverso”.
Claro está que pese a esta tendencia y a la autocrítica de parte del público respecto a valorizar más las bebidas gaseosas menos calóricas, aún los gobiernos tienen mucho qué hacer para que el crecimiento económico que vive la región, camine de la mano de latinoamericanos más sanos, capaces de disfrutar armónicamente ese esplendor.
Fuente: http://www.vanguardia.com.mx/quehacenchileargentinaymexicoparadejardeliderarelconsumomundialdebebidasazucaradas-1741210.html
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