domingo, 25 de noviembre de 2012

¿Porqué nos emocionamos? Entrevista a Paul Ekman



Eduardo Punset: Eres un pionero, hace 30 años a nadie le importaban las emociones, y todavía menos las expresiones faciales de las emociones, seguramente desde Darwin y William James. Tú llevas trabajando en esto 30 años…
Paul Ekman: En realidad 40 años. El primer artículo que escribí fue en 1957. Casi 50 años…
EP: En contra de lo que casi todo el mundo pensaba, tú demostraste que las expresiones faciales de las emociones son universales.
PE: Sí, empezamos pensando que no lo eran. Yo estudié a finales de los 40 y principios de los 50, cuando todo el mundo estaba muy influenciado por el punto de vista de Margaret Mead: que lo importante del comportamiento social era producto de la cultura. Se pensaba que éramos como una tabula rasa, e incluso se creía que había culturas que no tenían ninguna emoción.  Las expresiones no  existían porque eran un invento cultural. Y yo también creía en esto, y no acababa de creérmelo, pero como me había educado en este sistema pensaba que tenía que ser lo correcto. Pero conseguí que me financiaran un proyecto en el que tenía que investigar si las expresiones y los gestos eran universales o específicos de una cultura. Empecé pensando que demostraría lo que decía Margaret Mead, pero lo que encontré era justo lo contrario, de manera que soy un científico cuyos descubrimientos han cambiado mi forma de pensar.
EP: Pero son innatos, y ocurren en todas partes…
PE: Está claro que no podemos estudiar todas las culturas. Estudiamos veintiuna culturas alfabetizadas, y dos culturas que no habían estado nunca en contacto con el mundo exterior. Creo que esto es suficiente para poder establecer generalizaciones, particularmente con las culturas aisladas, ya que no podían haber aprendido por medio de contactos con otras culturas, y nunca habían visto fotografías, revistas, periódicos, TV o películas. Cuando se está allí y se pregunta, “¿qué cara pondrías si te dijeran que se ha muerto tu hijo?” todos ponen la misma cara que en cualquier otra cultura.
EP: ¿Y qué me dices de los gestos simbólicos?
PE: Darwin también tenía razón, ya que se aplica a la cultura. Juntar las manos a la altura de la cabeza en EE.UU. quiere decir que eres el ganador, pero en Rusia quiere decir amistad; es decir que tiene un significado completamente distinto. En Alemania cierran los puños con el pulgar dentro para tener buena suerte y nosotros cruzamos los dedos. Esto es un lenguaje corporal auténtico. Y la cara también es un sistema de señas, y es el mejor que tenemos para las emociones: un sistema de señas universales, involuntarias, es decir que es muy valioso, porque no lo hacemos a propósito; pero muchas de las expresiones sí que se pueden hacer deliberadamente, lo que nos puede llevar a que una cara nos engañe. Todo el mundo puede hacer una sonrisa, pero hay unas diferencias muy sutiles –que te puedo mostrar- entre una verdadera sonrisa de disfrutar y una sonrisa social que es la que tenemos que poner cuando en realidad no estamos disfrutando.
EP: Como la que ponen los políticos…
PE: Pero en algunas ocasiones somos unos artistas muy buenos, y ya sabes que los actores están en el límite entre la verdad y la mentira; porque un buen actor consigue llegar a ser el papel que interpreta, y mientras lo está interpretando –esto lo hemos investigado- su fisiología es la misma que si estuviera sucediendo. Esto sucede con los realmente buenos actores, y es por esto que nos llegan a emocionar. Aristóteles dijo que nos emocionamos cuando vemos la tragedia y llegamos a tener miedo porque lo que vemos no es una representación simbólica, sino que estamos viendo a unos actores que en realidad son capaces de generarlo, lleva mucho tiempo de ensayos y de habilidad, pero con mucha escuela se puede llegar a conseguir: se puede ver y sentir.
EP: Para qué están las emociones, quiero decir…
PE: Bueno, yo no las diseñé… el científico tiene que hacer las preguntas de qué sucede, cuándo y cómo, y no hay mucha gente que haga la pregunta de por qué sucede, porque es muy difícil obtener una respuesta científica. Te puedo ofrecer mi teoría, pero sólo es la mía, y las pruebas funcionan con la teoría en este momento, pero no es más que una teoría, no es un hecho.
La universalidad es un hecho, ¿Pero por qué es el sistema de señales universal más importante que tenemos, para informar a otros miembros de otras especies de lo que nos sucede? Me imagino que durante el curso de la evolución era útil para las personas porque podía informar a los que me rodeaban de cuando estaba enfadado para que se alejaran, y también por mi cara de miedo cuando había algún peligro: un predador. Cuando me lo paso bien quería decir que quiero más, y cuando lo estoy pasando mal, que quiero que me ayuden. Incluso ahora que en el siglo XXI tenemos unas vidas más individuales y pensamos que quizá es mejor no saber cómo se siente todo el mundo, durante toda la historia de la evolución ha sido justo lo contrario: ha sido muy útil, ya que de otra manera no existiría… pero es porque soy un darwinista y tengo que escribir la información que se espera de mí.
EP: Paul, si existe una expresión facial ideal que exprese la agonía y la tristeza, la tenemos en esta foto. Expresión facial de la tristeza.
PE: Sí, es muy intensa y probablemente no podría serlo más: esta pobre mujer se acababa de enterar de que habían encontrado el cuerpo de su hijo, un adolescente. Durante meses se había dado por desaparecido, pero ella todavía tenía esperanza de encontrarlo vivo; sin embargo lo habían secuestrado, torturado y matado. Ella tiene, como la tendría cualquier madre, una angustia tremenda, y por supuesto no hace falta entrar en los pequeños detalles, cualquiera puede verlo ya que todo está marcado en su cara. Las cejas que se levantan en ángulo: este es el signo más fiable de la tristeza; también se puede ver como las mejillas se levantan y los labios están estirados y arqueados como si estuviera gritando. Yo creo que en este momento estaba llorando, y la barbilla también está elevada. Podemos ver también aquí una versión reducida de su cara, que debe ser un familiar o alguien que pasaba. Esta imagen hace que nosotros también nos pongamos tristes ya que el mensaje, la función de la angustia, es decir que se necesita ayuda y que alguien nos conforte. En este momento está desesperada, y también podemos ver el signo sutil que señala el comienzo de la angustia o que se la está intentando esconder. Pero aquí está completamente desarrollada y descontrolada.
EP: Veamos estos detalles que muestran la tristeza, cuando ya ha empezado pero todavía no es muy evidente… 
PE: Sí, lo podemos ver para cada emoción y en esta prueba (siguiendo el vínculo podrás hacer la prueba: sad=triste, angry=enojado, surprise= sorpresa, fear=miedo, disgust= disgusto, contempt= desprecio o desdén, happy=feliz) de ordenador vamos a comprobar lo que podemos aprender. Ahora aparecerá una imagen, pero yo no se cuál emoción será… ¡Ahora! ¿Qué crees que era?
EP: Tengo que verlo otra vez. 
PE: No puedes, sólo tienes una oportunidad. 
EP: Sorpresa. 
PE: Sí, tienes razón. Muy bien.
PE: Cuando se hace toda la prueba se puede ver cuándo se ha acertado o no, y después de haber hecho unas cuantas veces se pueden identificar las emociones en un momento.
EP: ¡Esta fotografía sí es sorpresa! Expresión facial de la sorpresa.
PE: Aquí tenemos la sorpresa. Las cejas están elevadas, los ojos están elevados y muy abiertos, y está boquiabierta. Esta es una fotografía con mucho grano, de un periódico. El fotógrafo no esperaba tomar la foto de una mujer cayéndose. Estaba haciendo acrobacias en lo alto de un edificio y él la estaba enfocando cuando ella perdió el equilibrio y se cayó. Obtuvo un premio de fotografía. Y por cierto, ella sobrevivió a la caída.
EP: Y dices que la sorpresa a veces va de la mano del miedo…
PE: La sorpresa es la emoción más corta, porque tenemos que estar sorprendidos hasta que sabemos de qué lo estamos. Siempre se trata de algo inesperado. Y después se puede estar o aliviado o divertido o con miedo, muy a menudo se siente miedo, porque a menudo las cosas inesperadas nos suponen una amenaza.
EP: Paul, ¿cómo es que algunas personas disfrutan del miedo, e incluso del terror? 
PE Cualquier emoción se puede disfrutar y hay gente que disfruta incluso con las emociones negativas. Por ejemplo, a mí no me gusta llorar, pero hay gente que quiere leer novelas o ver películas que les hagan llorar. Hay otros a los que les gusta sentir miedo, como con las películas de suspense, que cuando voy a verlas yo estoy sentado al borde de la silla, y cuando miro las caras de los que me rodean, todos tienen caras de miedo, pero por supuesto no es verdad, no se corre ningún riesgo y es como un ejercicio emocional. Hay otros a los que les gusta sentirse enfadados y ven películas como Rocky, o películas de boxeo. Hay muchos niños que les gusta sentir asco y hay toda una industria que fabrica juguetes asquerosos con olores desagradables para niños. Y también hay adultos a los que les gusta sentir asco. También hay a quien le gusta sentir desprecio, o sentirse superior. Hay gente a la que no le gustan las sorpresas y si les organizas una fiesta sorpresa te dicen: “no se te ocurra volverlo a hacer, no me gustan las sorpresas, me gusta saber qué es lo que va a pasar”. Otros tienen una vida al borde del caos, de manera que siempre se les puede sorprender ya que nunca saben lo que sucederá.
EP:Todo este conocimiento acumulado durante 30 años, ¿qué utilidad tiene? ¿Puede ayudar a alguien saber esto? ¿Se puede evitar que la gente sea violenta, porque hayan aprendido a ser conscientes de cuando sucede la ira?
PE: Hay 4 capacidades, y en este último libro, Emotions Revealed, he puesto todo lo que he aprendido sobre las emociones durante estos 40 años y que puede ser útil durante la vida. La primera capacidad es la más difícil de aprender. Es el ser capaz de elegir el ser o no ser emotivo. Incluso el Dalai Lama, con quien he hablado, dice que no se puede elegir de dónde nace el impulso de la emoción, esto es automático, pero lo que se puede desarrollar es la capacidad de darse cuenta de que nace el impulso antes de que se actúe, es decir que hay un espacio entre el impulso y la acción. En casi todos nosotros, este espacio es muy pequeño pero se puede ir ampliando para adquirir esta capacidad, aunque sea en ocasiones para decir “no quiero responder con enfado a tu enfado”, o “voy a hacer esto y no me va a superar la sensación de miedo”. Es duro, porque se está actuando en contra de la naturaleza, ya que no quiere que haya interferencias en ese punto.
EP: En la vida cotidiana todo eso es muy difícil de aprender.
PE: Pero si se quiere, se puede. La primera capacidad es la más difícil. La segunda, es elegir cómo es el comportamiento cuando se está emotivo. Me enfado con mi mujer: regreso del trabajo y me dice por qué me he vuelto a olvidar de hacer la compra. He hecho la compra y está ahí, ¿por qué se enfada? ¿Cómo voy a comportarme para expresar mi enfado de forma que maximice la utilidad del enfado para ella y para mí? ¿Se puede elegir esto? El impulso natural, desgraciadamente, cuando se está enfadado, es herir a la persona con la que se está enfadada, y eso hace que se destruya todo y que las cosas vayan a peor. Lo que hay que intentar hacer es dirigir el enfado hacia la acción que ha herido, no hacia la persona como actor.
La tercera capacidad es una bomba. Es aprender a ser más sensibles a las emociones de otros. A menudo, las emociones se esconden o son tan sutiles que no se ven, y yo tengo un programa de ordenador –que ya hemos visto- que enseña a todo el mundo a reconocer esto, y a saber automáticamente cómo se siente la otra persona, incluso si ellos no saben cómo se sienten. Es increíble.
EP: La información que se puede ver en la microexpresión.
PE: Eso es, en la microexpresión facial. Y luego está la última capacidad, a la que en la época en que escribí el libro no le di mucha importancia. El libro se publicó en 2003, y esto quiere decir que yo lo entregué a la editorial en 2001, que es cuando sucedió el atentado del 11 de septiembre en Nueva York. Y en la actualidad trabajo casi por completo y aplico mi trabajo a la seguridad nacional, para intentar disminuir el número de errores que se cometen cuando se hacen los interrogatorios y las investigaciones, y para aumentar la exactitud.
EP: ¿Pensabas hace 30 años, cuando empezaste a estudiar las expresiones faciales de una tribu en el Pacífico, que acabarías siendo un valor activo de la seguridad nacional?
PE: No, nunca lo pensé, y las aplicaciones de este trabajo son impresionantes. He sido consultor de las tres empresas más importantes de animación de este país: Disney, Pixar e Industrial Light and Magic. He formado a actores y he rechazado la petición de algunos políticos para hacerlos más creíbles, y mi trabajo se ha utilizado en un contexto médico para evaluar a pacientes que están en riesgo de sufrir enfermedades coronarias… esto quiere decir que la cara, las emociones, se aplican en todas partes y en todo lo que importa, y lo que he hecho es abrir y revelar cómo funciona. 

Paul Ekman es catedrático de psicología de la Universidad de San Francisco y uno de los mayores expertos en cómo expresamos nuestras emociones. Lleva más de 40 años estudiando las expresiones faciales de culturas de todo el mundo, intentando demostrar la universalidad de las emociones básicas. En la actualidad, los resultados de sus trabajos se usan en multitud de campos, desde la investigación de la esquizofrenia a la creación de películas de animación y a la detección de mentiras.
Eduardo Punset Casals (Barcelona, 1936) es abogado, economista y comunicador científico. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Madrid y máster en Ciencias Económicas por la Universidad de Londres. Ha sido redactor económico de la BBC, director económico de la edición para América Latina del semanario The Economist y economista del Fondo Monetario Internacional en los Estados Unidos y en Haití.

Esta entrevista fue bajada de: http://www.eduardpunset.es
Fuente: http://www.lauravadillo.com.ar/?p=270

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