El eje de la evolución humana gira en torno a su éxito en desalojar a competidores biológicos, quedándole tan solo competir con individuos o grupos de su propia especie.
José Luis Barceló / Actualizado 22 julio 2012
La evolución del ser humano no termina de estudiarse nunca, aunque no se alcanzan interpretaciones definitivas. Las últimas investigaciones apuntan a que el eje de su evolución gira en torno a su éxito en desalojar a todos sus posibles competidores biológicos, quedándole tan solo competir con individuos o grupos de su propia especie.
La Ley de la Competencia Excluyente es aplicable exclusivamente a la Evolución Humana. Según dicho enunciado, el Hombre habría llegado a una cúspide de la Evolución biológica por la cual habría eliminado a todas las demás especies con las que podría competir. Como conclusión de esto, el Hombre solamente puede competir consigo mismo, con los congéneres de su propia especie. Esto explicaría parcialmente el hecho de su versátil adaptabilidad a todos los entornos ambientales del planeta.
De esta peculiar observación única, derivan las agrupaciones gregarias e interesadas del hombre cazador, en grupos humanos superiores que le puedan permitir eliminar a otros competidores humanos, que lo son también ambientales por los recursos naturales de su entorno o hábitat. También derivan las habilidades técnicas que permiten vencer al resto de los grupos, haciendo uso de útiles que los demás no poseen.
La Ley de la Competencia Excluyente es aplicable exclusivamente a la Evolución Humana. Según dicho enunciado, el Hombre habría llegado a una cúspide de la Evolución biológica por la cual habría eliminado a todas las demás especies con las que podría competir. Como conclusión de esto, el Hombre solamente puede competir consigo mismo, con los congéneres de su propia especie. Esto explicaría parcialmente el hecho de su versátil adaptabilidad a todos los entornos ambientales del planeta.
De esta peculiar observación única, derivan las agrupaciones gregarias e interesadas del hombre cazador, en grupos humanos superiores que le puedan permitir eliminar a otros competidores humanos, que lo son también ambientales por los recursos naturales de su entorno o hábitat. También derivan las habilidades técnicas que permiten vencer al resto de los grupos, haciendo uso de útiles que los demás no poseen.
Suele decirse que los últimos logros de la evolución son, en el Reino Vegetal, las orquídeas, y en el Reino Animal, la especie humana. Pero, según una investigación del Howard Hughes Medical Institute, la evolución humana ha sido un acontecimiento evolutivo muy específico. El Howard Hughes Medical Institute analizó la historia de 214 genes relacionados con el desarrollo del cerebro y de sus funciones comparando humanos, macacos, ratas y ratones. Los genes de estas diferentes especies de mamíferos evolucionaron mucho más rápido en los humanos que en otros primates e incluso que en el resto de los mamíferos.
La investigación concluye que los humanos se han convertido progresivamente en especies más sociales, lo que ha conducido a que las capacidades cognitivas sean cada vez más ventajosas. Cabría ampliar una parte del estudio para determinar por qué unas subespecies humanas terminan declinando evolutivamente en favor de otras –son literalmente eliminadas-, y si el éxito de esas agrupaciones sociales tiene un escalado o “límite grupal”: es decir, en la evolución humana no ha valido tener “relaciones sociales” con cualquiera, sino con grupos o individuos específicos con los que se piensa que puede haber “éxito grupal”.
La evolución humana se caracteriza por un incremento drástico del tamaño del cerebro y de su complejidad, no de otra serie de habilidades que tengan que ver con su físico, como los dedos oponentes de sus manos o el “extraño bipedismo”, circunstancias especiales que fascinan a los científicos. ¿Qué es lo que llevó a los humanos a esta rápida evolución de su cerebro? Muy probablemente habría sido la eliminación total de sus competidores biológicos. Alcanzado cierto grado de supremacía ambiental, solo quedaban como competidores los congéneres de la misma especie.
Y alcanzado cierto punto de la evolución humana, buena parte de sus desarrollos tecnológicos solo sirven para eliminar a otros grupos humanos, de lo que derivan dos máximas únicamente aplicables a la Especie Humana:
La evolución humana se caracteriza por un incremento drástico del tamaño del cerebro y de su complejidad, no de otra serie de habilidades que tengan que ver con su físico, como los dedos oponentes de sus manos o el “extraño bipedismo”, circunstancias especiales que fascinan a los científicos. ¿Qué es lo que llevó a los humanos a esta rápida evolución de su cerebro? Muy probablemente habría sido la eliminación total de sus competidores biológicos. Alcanzado cierto grado de supremacía ambiental, solo quedaban como competidores los congéneres de la misma especie.
Y alcanzado cierto punto de la evolución humana, buena parte de sus desarrollos tecnológicos solo sirven para eliminar a otros grupos humanos, de lo que derivan dos máximas únicamente aplicables a la Especie Humana:
- Máxima a): Es necesaria la competencia entre grupos humanos para que la evolución de la propia Humanidad en general pueda seguir progresando en un beneficio para el éxito total de la especie humana.
- Máxima b): La guerra es la máxima expresión de la anulación de la voluntad del grupo humano vencido y, por ende, del éxito de la evolución Humana. Sin guerra, no hay evolución tecnológica, no se propician avances técnicos. Sin guerra, en suma, no hay evolución humana, como máxima expresión de la misma, ya que la Competencia Excluyente exige que se continúe compitiendo, aunque sea entre miembros de la misma especie.
¿Cuál es la razón por la cual el Hombre no tiene competidor en los diferentes ámbitos biológicos?. Antropólogos, paleontólogos y biólogos suelen limitarse a explicar el éxito evolutivo humano, y algunas de las razones del éxito: un crecimiento desmesurado del órgano encéfalo, las manos con dedos oponentes, el bipedismo, su condición adaptada de omnívoro. Todas ellas son, en suma, consecuencia de su rápida evolución y de una adaptación acelerada que le obligó a fabricar armas y artilugios para tener éxito.
Es probable que el final de algunos grupos humanos –como los Neandertales- haya sido debido a esta Ley de la evolución humana.
- Máxima b): La guerra es la máxima expresión de la anulación de la voluntad del grupo humano vencido y, por ende, del éxito de la evolución Humana. Sin guerra, no hay evolución tecnológica, no se propician avances técnicos. Sin guerra, en suma, no hay evolución humana, como máxima expresión de la misma, ya que la Competencia Excluyente exige que se continúe compitiendo, aunque sea entre miembros de la misma especie.
¿Cuál es la razón por la cual el Hombre no tiene competidor en los diferentes ámbitos biológicos?. Antropólogos, paleontólogos y biólogos suelen limitarse a explicar el éxito evolutivo humano, y algunas de las razones del éxito: un crecimiento desmesurado del órgano encéfalo, las manos con dedos oponentes, el bipedismo, su condición adaptada de omnívoro. Todas ellas son, en suma, consecuencia de su rápida evolución y de una adaptación acelerada que le obligó a fabricar armas y artilugios para tener éxito.
Es probable que el final de algunos grupos humanos –como los Neandertales- haya sido debido a esta Ley de la evolución humana.
El Hombre eliminó a sus competidores naturales, por lo que ya solamente se mueve en el terreno resbaladizo de una “competencia desigual” entre sus propios congéneres. No hay otra especie animal que compita entre grupos de la misma especie, como le ocurre al humano.
El hombre perdió su condición real de cazador cuando comenzó a tender trampas y la trampa no es un invento del nómada, sino del cazador sedentario. Un invento que le permite maximizar esfuerzos para obtener beneficios.
Cuando hablamos de guerra y destrucción deberíamos comenzar a tener en cuenta la competencia excluyente humana. Muchos de los avances técnicos que disfrutamos hoy en día, como la electrónica miniaturizada, los antibióticos, las placas solares, los motores a reacción o la energía nuclear, efectivamente no habría tenido ninguna posibilidad sin las necesidades militares de la II Guerra Mundial o la Guerra Fría, que obligaron a tales esfuerzos.
El hombre perdió su condición real de cazador cuando comenzó a tender trampas y la trampa no es un invento del nómada, sino del cazador sedentario. Un invento que le permite maximizar esfuerzos para obtener beneficios.
Cuando hablamos de guerra y destrucción deberíamos comenzar a tener en cuenta la competencia excluyente humana. Muchos de los avances técnicos que disfrutamos hoy en día, como la electrónica miniaturizada, los antibióticos, las placas solares, los motores a reacción o la energía nuclear, efectivamente no habría tenido ninguna posibilidad sin las necesidades militares de la II Guerra Mundial o la Guerra Fría, que obligaron a tales esfuerzos.
fuente:http://www.hechosdehoy.com/el-gran-secreto-el-ser-humano-solo-compite-consigo-mismo-19134.htm
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