Por SUMATHI REDDY
Para regalar con éxito, en general, una persona tiene que entrar en la cabeza de su destinatario. Desafortunadamente, estudios psicológicos revelan que quienes dan y quienes reciben regalos tienen dificultades para entender los modos de pensar de unos y otros, lo que puede provocar una difícil experiencia navideña.
Por ejemplo, volver a regalar un obsequio. ¿Acaso considera vergonzosamente regalar a su querido vecino este año esa olla de cocción lenta que su bienintencionada tía le regaló el año pasado? Las investigaciones muestran que puede seguir adelante y regalarla, con la vergüenza intacta. Probablemente, no le importará a su tía.
Mucha gente evita volver a regalar algo u ocultar el hecho de que lo está haciendo, por miedo a que quien hizo el regalo originalmente resulte ofendido. No se preocupe, según un estudio publicado recientemente en la revista Psychological Science. Es probable que la persona que dio primero ese regalo se vea menos ofendida que lo que usted imagina.
Algunas personas dedican tiempo y energía en tratar de encontrar el regalo apropiado. Sin embargo, los obsequios pensados no necesariamente conducen a una mayor apreciación, según un estudio publicado en noviembre en Journal of Experimental Psychology: General. El beneficio de un regalo pensado le corresponde en mayor medida al que lo da, que se queda con un sentimiento de cercanía con la otra persona, según el estudio.
Las personas están más agradecidas cuando reciben un regalo que han solicitado expresamente, de acuerdo con un estudio similar publicado el año pasado en otra revista, el Journal of Experimental Social Psychology.
"Resulta que no es la intención lo que cuenta, es el regalo", dice Nicholas Epley, profesor de ciencias del comportamiento en la Universidad de Chicago y coautor del estudio de noviembre.
Otro estudio halló que gastar más dinero en un regalo no necesariamente se traduce en un mayor aprecio. Eso podría sorprender a muchas personas que dan obsequios, que a menudo asumen que un regalo más costoso transmite un mayor nivel de consideración, de acuerdo con la investigación, publicada en Journal of Experimental Social Psychology, en 2009.
"Todo el mundo ha dado o recibido regalos en el pasado", dice Francis Flynn, profesor de comportamiento organizacional en la Escuela de Negocios de la Universidad de Stanford, que ha realizado investigaciones en el campo de la entrega de regalos. A pesar de saber cómo se sienten esos roles, la gente no suele recordar, por ejemplo, la experiencia de ser receptor cuando está comprando un regalo para otro, dice.
Volver a regalar un obsequio, algo que alguna vez era un tabú social, está ganando cada vez más aceptación. De acuerdo con una encuesta sobre el gasto de los consumidores realizada por American Express en todo el territorio estadounidense, 58% de la gente cree que a veces está bien regalar una cosa que ha sido recibido como obsequio. Esa cifra se eleva en la temporada navideña, cuando 79% de los encuestados respondió que cree que la práctica es socialmente aceptable. El estudio, que encuestó a unas 2.000 personas el año pasado, encontró que casi una cuarta parte de los consumidores dijo que había vuelto a regalar al menos una cosa en la temporada navideña anterior.
Sin embargo, volver a regalar algo que le han obsequiado puede dar lugar a momentos difíciles. Humera Sayeed, estudiante de la Universidad de Loyola, en Chicago, el año pasado recibió un bolso de cuero marrón Marc Jacobs de parte de su tía. La joven, de 26 años, dice que apreciaba el costoso bolso, pero que no se ajustaba exactamente a su gusto.
"Pensé: 'Conozco a alguien a quien podría gustarle más que a mí', así que se lo di a una de mis amigas para su cumpleaños", dice Sayeed. Unos seis meses después, la amiga fue de visita a la casa de la tía de Sayeed, con el bolso en su mano, a lo que la tía exclamó: "¡Humera tiene un bolso igual a ese!".
"Yo respondí: 'Sí, tía, me gustó tanto que le regalé uno igual'", dice Sayeed que tuvo que mentir.
En el estudio sobre volver a regalar cosas, los investigadores realizaron cinco experimentos diferentes en el que participaron unas 500 personas en escenarios reales e imaginarios. La razón por la que la gente no se mostraba preocupada cuando sus regalos eran luego obsequiados era porque creían que el destinatario era libre de decidir qué hacer con el producto. Por otro lado, quienes daban regalos recibidos tenían miedo de ofender porque creían que la persona que lo había dado originalmente tendría algo que decir acerca de cómo había sido usado el regalo.
Por otra parte, hay esfuerzos para promover la práctica. Money Management International, una organización sin fines de lucro que ayuda a la gente que enfrenta dificultades económicas, opera desde hace más de cinco años un sitio web que apunta a estimular esa práctica [Regiftable.com] y declaró el tercer jueves de diciembre como el Día Nacional del Re-regalo, en coincidencia con muchas fiestas en oficinas. Al menos un estado, Colorado, ha aprobado oficialmente ese día festivo.
Fuente: http://online.wsj.com/article/SB10001424127887323981504578177722699694516.html?mod=WSJS_inicio_section_VidayEstilo
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